Agua oxigenada que tiene miedo a las patatas
En muchas ocasiones deseamos que el tiempo pase lentamente. En cambio, otras veces queremos que el tiempo avance muy rápido. Esto es lo que le ocurre a menudo a los científicos y científicas cuando tienen que esperar varias horas, incluso días, para que se lleven a cabo algunas reacciones en el laboratorio. Por suerte, en química existen los catalizadores, que son unos compuestos que nos permiten aumentar o disminuir la velocidad a la que se produce un determinado proceso.
Por un lado, tenemos los catalizadores positivos. Son los más frecuentes y utilizados en los laboratorios y en la industria, pues su principal función es la de aumentar la velocidad de las reacciones químicas y reducir la energía necesaria. Es decir, la principal ventaja de los catalizadores es que suponen un considerable ahorro de tiempo. ¡Si no fuera por ellos, los científicos y científicas estarían aburridos en los laboratorios esperando a que los experimentos se llevaran a cabo!
Por otro lado, están los catalizadores negativos, también llamado inhibidores. En este caso, se encargan de reducir la velocidad de una reacción y que un proceso dure mucho más tiempo del que tarda habitualmente.
Probablemente, esto de los catalizadores pueda sonar un poco a chino. Pero es algo más frecuente de lo que te puedes imaginar. Por ejemplo, ¿sabías que el hierro es el catalizador indispensable para que podamos producir amoníaco a partir de hidrógeno y nitrógeno? Si no fuera por el hierro, sería mucho más complicado encontrarnos en el supermercado los botes de amoníaco que utilizamos como producto de limpieza en nuestras casas.
Otro caso es el del níquel, un catalizador que tiene un papel fundamental en nuestras vidas diarias, pues es el encargado de que podamos convertir aceites vegetales en la margarina que untamos cada mañana en las tostadas del desayuno.
Por otra parte, uno de los ejemplos más claros de catalizador negativo (inhibidor) es el ácido cítrico presente en el limón, el cual permite que el proceso de oxidación de los alimentos sea más lento, por lo que nos lo podemos comer antes de que se encuentren en mal estado.
En este experimento conoceremos el motivo por el que el agua oxigenada y las patatas no tienen muy buena relación si lo vemos desde el punto de vista de la ciencia. ¡Coge aire antes de empezar antes de que alguno de los protagonistas del experimento se quede sin oxígeno!