Erupción volcánica con expulsión de lava
¿Te imaginas cómo sería estar cerca de un volcán en erupción? Probablemente hayas visto fotografías y vídeos de este momento tan espectacular y peligroso, en el que la lava sale del cráter a temperaturas que pueden alcanzar los 1.300 ºC. ¡Y nos quejamos nosotros cuando llegamos a 40 ºC en agosto!
La lava es magma que alcanza la superficie después de ascender a través de la corteza terrestre. Aunque su viscosidad es 100.000 veces mayor que la del agua, la lava de un volcán puede recorrer largas distancias antes de enfriarse y solidificarse, por lo que puede resultar muy destructiva teniendo en cuenta la alta temperatura a la que se encuentra. Cuando la lava se solidifica se forman rocas ígneas. Las altas temperaturas que alcanza la lava puede resultar muy destructiva y acabar destruyendo grandes superficies de bosques o contaminar ríos, lagos y mares cercanos. Por esta razón, los volcanes suponen un riesgo para la vida de los ecosistemas terrestres y la vida submarina.
En la actualidad existen cerca de 1.500 volcanes activos en el mundo. Cuando entran en erupción, pueden destruir ciudades enteras, forzar aterrizajes de aviones y provocar desplazamientos de población masivos. Aunque algunos de ellos permanecen dormidos durante décadas, otros despiertan con bastante frecuencia. Entre los volcanes más activos del mundo se encuentran el volcán Etna (Sicilia, Italia), Pitón de la Fournaise (Isla Reunión, Francia) y Kilauea (Hawái, Estados Unidos).
La erupción volcánica más devastadora de la historia, desde que se tienen registros de datos, fue provocada en el año 1.815 por el Monte Tambora y causó la muerte de más de 80.000 personas. Se estima que la explosión de este volcán, situado en la isla de Sumbawa (Indonesia) se escuchó hasta en la isla de Sumatra, a una distancia de más de 2.000 kilómetros.
La erupción provocó un fenómeno conocido como “invierno volcánico” y fue la consecuencia de que el año 1.816 se conociera como el “año sin verano” debido a la reducción de temperatura motivada por la presencia en la atmósfera de ceniza volcánica que obstaculizaba el paso de los rayos del Sol.
En este experimento vamos a reproducir una erupción volcánica de forma segura a pequeña escala, a temperatura ambiente y sin salir de casa. ¡Y todo ello sin tener que recoger lava de la cocina ni cenizas del techo!