Gotas gigantes sobre superficies de monedas
Probablemente hayas visto alguna vez un documental o fotografía en la que un lagarto es capaz de desplazarse rápidamente sobre el agua de un río sin hundirse. Se trata de los basiliscos, unos lagartos similares a las iguanas, pero de aspecto más ágil y de proporciones más reducidas. Se diferencian además por tener varias crestas sobre la cabeza, el dorso e incluso sobre la cola.
Los basiliscos tienen la habilidad de ser capaces de correr sobre la superficie del agua debido al bajo peso que tienen, a las altas velocidades que alcanzan y a que sus patas posteriores pueden llegar a funcionar como si fueran unas aletas, aumentando así la superficie de apoyo sobre el agua. Estos pliegues de piel que tienen en las patas están enrollados cuando el animal camina por la tierra. Pero si se encuentran en una situación de peligro, los basiliscos comienzan a correr rápidamente hacia un río o un lago para ponerse a salvo. Es entonces cuando se abren estos pliegues de las patas traseras, convirtiéndolas en unas aletas que aumentan la superficie de apoyo.
Sin embargo, cuando dejan de correr sobre el agua y disminuyen la velocidad, los basiliscos se hunden y tienen que nadar hasta la orilla como lo haría cualquier otro lagarto. Debido a esta habilidad de desplazarse sobre el agua, antiguamente se pensaba que estos animales tenían poderes sobrenaturales. Pero, como hemos visto, todo tenía una explicación científica que lo justificaba.
Ver correr al lagarto basilisco sobre la superficie del agua es un espectáculo que merece la pena contemplarse. Menos espectacular, pero igual de interesante, resulta observar el movimiento de los zapateros sobre las superficies de los ríos y las piscinas. Estos insectos se deslizan sobre el agua apoyándose en sus larguísimas patas, las cuales poseen una especie de almohadilla formada por pelos diminutos que repelen el agua. Gracias a estas almohadillas consiguen formar una minúscula bolsa de aire entre sus patas y la superficie del agua, permitiendo así que los zapateros puedan mantenerse flotando constantemente.
Tanto en el caso de los lagartos basiliscos como en el de los zapateros, podemos confirmar que sus patas están diseñadas para facilitar su desplazamiento sobre ríos y lagos. Pero, ¿qué papel juega el agua en todo este proceso? En este experimento la ciencia nos desvelará el verdadero motivo de estos paseos sobre el agua.