Teléfono móvil encerrado en jaula sin cobertura
Durante las últimas décadas, la tecnología ha adquirido tanta importancia en nuestras vidas que actualmente nos resulta difícil imaginar una sociedad sin teléfonos móviles, ordenadores, televisores o tablets.
El aumento de dispositivos digitales se está convirtiendo en un problema para el planeta porque, cuando dejan de funcionar, solo se recicla una mínima parte. Aumentar el número de aparatos que se reciclan es clave para frenar el cambio climático y evitar el deterioro del medio ambiente.
Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en el mundo se generan cada año casi 50 millones de toneladas de basura electrónica. Este dato hace más necesaria la importancia del reciclaje, pues solo el 20% de estos residuos se recicla. De mantenerse estas tendencias, la ONU estima que podríamos alcanzar los 120 millones de toneladas de chatarra electrónica en 2050.
Entre las sustancias más habituales que contienen estos residuos electrónicos se encuentran elementos peligrosos para el medio ambiente como el cadmio, el plomo, el óxido de plomo, el antimonio, el níquel o el mercurio. Estos elementos tóxicos contaminan ríos, lagos y mares, y emiten gases a la atmósfera que perjudican los ecosistemas. Por este motivo es imprescindible reducir la cantidad de desechos electrónicos cuanto antes y reciclar los dispositivos que ya no se utilicen.
Sin embargo, a pesar de todos los avances, la tecnología a veces nos puede poner en un compromiso, por ejemplo, cuando un teléfono suena en un ambiente en el que se requiere silencio. ¿Cómo podríamos evitar estas situaciones indeseables? Este experimento te propone una fácil solución.